Comentando The Imitation Game

imation0Los seguidores de este blog sabéis de mi devoción por la figura de Alan Turing, y, aunque he tardado más de seis meses en ver la película, no me resisto a hablar de The Imitation Game. No repetiré los defectos que nos muestra Francis (El falso Alan Turing de la película ‘The Imitation Game’), me centraré en otras licencias cinematográficas que, para un apasionado de la historia, bien valen puntualizar.

Como ha pasado tanto tiempo, no espero que me tachen de espoiler. Aviso: contaré detalles de la película. Esta entrada está pensada para quienes la han visto y desean puntualizar algunas cuestiones.

Lo primero: la película es muy buena, y la interpretación de Cumberbatch colosal. No debemos equiparar la representación del actor con la imitación del personaje. Cumberbatch es actor y crea un personaje bajo la dirección de un director. Es de apreciar el montaje del film. Los tiempos están espléndidamente encajados, y el clima que muestra cada flashback enlaza con la trama escondida con la que nos pretende seducir el director.

El hilo conductor es el espionaje y, para centrarnos en él, que mejor que un personaje con los arquetipos de un traidor. Aquí veréis la psicosis que se vivió en Inglaterra(y el mundo por extensión) tras el final de la II Guerra Mundial: la Guerra Fría. El exponente inglés está en Los cinco de Cambridge. Cinco británicos que actuaron de espías para la Unión Soviética. En la película nos dejan entrever que Turing encajaría entre esos cinco. ¿Por qué?, porque todo en él era secretismo. Para desvelar el secretismo Turing(Cumberbatch) decide contar su historia, historia guardada secretamente por orden del Gobierno Británico. Hasta aquí jugamos con el oscurantismo que sí existió, pero aliñado con las licencias cinematográficas puras de cliché cinematográfico actual.

La máquina

Alan Turing aparece como el héroe(no comento las imprecisiones expuestas por Francis) salvador que resolverá el problema que nadie acierta afrontar. Nada más lejos de la realidad. Cuando Turing llega a Bletchley Park(el centro de descifrado de códigos alemanes) lo hace de la mano de su profesor y mentor Max Newman(omitido en el film), quien dirige el trabajo de descifrar Enigma. Tampoco llega a un equipo que lo hacían todo a ciegas. Ya se encontraban trabajando en el bosquejo de una máquina que descifrará Enigma: La Bombe. Los principios de la máquina los habían aportado los criptoanalistas polacos capitaneados por Marian Rejewski.

La Bombe replicaba la acción de varias máquinas Enigma cableadas una con la otra. Cada uno de los rápidos tambores rotativos, en la imagen de arriba de una maqueta en el museo Bletchley Parkr del enigma. Wikipedia

Es una licencia ver a Turing construyendo una máquina de la que nadie sabía nada.

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En la foto Matthew Goode interpretando a Hugh Alexander, campeón británico de ajedrez. Se incorporó a Bletchley Park después de Alan Turing.

 

La figura de los cables colgando da sensación de artilugio rudimentario y preparado a la ligera, cuando era todo lo contrario. Si bien no habían ordenadores como hoy los conocemos, sí nos encontramos con proto-ordenadores, o quizás más adecuado sería decir supercalculadoras. Los trabajos iniciales en la Bombe (inglesa) se debieron a ingenieros como Harold Keen, sobre los trabajos de los polacos. Alan Turing no era un ingeniero. En el final de la película vemos máquinas, una vez más cableadas con gruesos cables rojos, en casa de Turing, intentando dejarnos claro que los ordenadores era su mundo; de nuevo,  la realidad distaba bastante. Esas máquinas son mero atrezo para recordarnos el leitmotiv de la película. Es cierto que, durante y al terminar la guerra, Turing estuvo implicado en el desarrollo de Colossus, la evolución de la Boombe que incluía los diseños matemáticos de Turing. Max Neumann continuó liderando el proyecto que concretaría la construcción de la Manchester Mark I en 1949, para muchos considerada la primera computadora con programa almacenado en la misma computadora. Turing, a petición de Max Neumann, se incorporó al proyecto en 1948 para realizar un lenguaje de programación de la misma.

Entonces, ¿Alan Turing inventó los ordenadores? No. Como en todas las cuestiones sobre el momento del nacimiento de un avance, es difícil establecer exactamente un principio, un punto inicial. Desde el siglo XVIII resulta extraño encontrar un sólo hombre como el único creador de un avance en la ciencia. Lo normal es encontrar una mente privilegiada que una los cabos sueltos que otros han ido dejando. Eso fue precisamente lo que hizo Turing.

Alan Turing no inventó el ordenador, pero sí sentó las bases de la concepción del ordenador que hoy utilizamos. En Bletchley Park trabajó más con un lápiz y un papel que con cables y rotores. Suyas fueron las ideas principales para que la máquina siguiese el proceso ordenado que hoy conocemos como algoritmo de computación, y que entonces sólo se conocía como cálculo aritmético. Él ayudó para que las tabuladoras dejasen de ser simples ábacos gigantes. Pero no podemos obviar que sin su trabajo Enigma no habría sido descifrada.

Parte de su trabajo fue desarrollar bamburismus.

El sexo femenino

El personaje de Keira Knightley, como Joan Clarke, busca el toque emocional de la película y el descubrirnos la homosexualidad de Alan Turing, al tiempo que reivindica la participación de las mujeres en Bletchley Park. Por limitaciones del guión no aparecen Margaret Rock y Mavis Lever (Women Codebreakers) cuyos trabajos estuvieron al nivel de los otros grandes investigadores de género masculino, como Irving John Good, interpretado por James Northcote.

12 James Northcote as Jack Good

Años más tarde I.J. Good reconocería que gran parte de su trabajo se lo debió a las ideas que Turing le proporcionó(I. J. Good, Alan Turing y la estadística).

Joan Clarke es más que una joven aficionada a los crucigramas como nos la pintan, era una brillante estudiante que fue reclutada por su profesor Gordon Welchman, otro de los matemáticos que trabajaban en Bletchley Park y que no aparecen en el film.

¿Puende pensar las máquinas?

La reclusión en la que aparece Alan Turing al final de la película fue el resultado del ostracismo al que le sometieron.  En 1946, Max Newman llegó a rechazar  la Orden del Imperio Británico en protesta por el trato que se le estaba dando a Alan Turing. Los motivos, probablemente, nunca se sabrán: homosexualidad, sabía demasiado (David Leavitt, 2007. The man who knew too much: Alan Turing and the invention of the computer), secretos de estado,… El trabajo de Turing, como el de sus compañeros, fue tan secreto que hasta más de 20 años después nadie supo en qué habían trabajado(Como botón de muestra esta curiosa anécdota: los ingleses estuvieron vendiendo maquinas Enigma, una vez terminada la II Guerra Mundial, ofreciéndolas como indescifrables). Esto está muy bien detallado en la investigación del detective que se encarga del robo inicial de la película, el robo que destrozará su vida.

La pregunta que le hace el detective: ¿Pueden pensar las máquinas?, es la conclusión de su alejamiento de la sociedad inglesa académica. El detonante fue la mesa redonda que organiza la BBC sobre inteligencia artificial, para retransmitirla por el Tercer Programa, el 14 de enero de 1952. En ella algunos de los científicos contertulios se mofan de las ingenuas ideas de Turing acerca de la inteligencia artificial, sobre todo la expuesta en un reciente artículo donde planteaba la cuestión: ¿Pueden pensar las máquinas?

Excluido de las novedosas investigaciones en computadoras que el mundo estaba viviendo, apartado de la principales actividades académicas por sus locas ideas y recluido de la sociedad por su homosexualidad, Cumberbatch es el reflejo del Alan Turing final. La castración química a la que fue sometido le produjo cambios hormonales en su cuerpo. Un cuerpo cultivado en el ejercicio, como nos muestran en la película, que sucumbió a los cambios físicos propios de un desajuste hormonal.

Cumberbatch

No quisiera termina sin referirme  a una parte de la película donde no me parece acertada la decisión del director, o el guionista. Cuando lograron descifrar Enigma tuvieron que tomar decisiones importantes como se refleja en la película, pero de ningún modo esas decisiones, sobre quién vivía o no, pueden achacarse Turing y las matemáticas. David Leavitt expone que Winston Churchill, Primer Ministro durante la guerra, tuvo constancia y tomó decisiones siempre por el buen fin de la contienda. Dudo mucho que la visión no militarista con la que retratan a Turing al principio case con el Turing endiosado de esa parte del filme.

 Este post participa en la edición 6.5 “primos de Mersenne” del Carnaval de Matemáticas, alojada en el Blog del Departamento de Álgebra de la Universidad de Sevilla