Entre Ramanujan y Euler

 Recientemente oí en un programa de radio como agasajaban el intelecto de Ramanujan al intuir unas funciones que sin ellas no se entendería la teoría de cuerdas. Luego, cómo Ramanujan previó la importancia de estas funciones. Según algunas opiniones, gracias a las diosas Namakkal que le inspiraba las fórmulas en sueños.

En el hecho de si su obra fue o no revelada no entro, eso lo dejo a opinión de cada uno. Sin embargo, solemos desconocer a priori cuál es el origen y este, la mayoría de las veces, dista mucho de ser el propósito que imaginamos. Particularmente en matemáticas, donde un trabajo para algo concreto puede aplicarse a otras cosas muy diferentes.

Por ejemplo, Galois nunca imaginó que su concepción de grupo pudiese extenderse de forma tan importante años después de su muerte. Él lo desarrolló para resolver la ecuación de quinto grado.

Euler creó la teoría de grafos al abordar el famoso problema de los puentes de Königsberg, teoría que más tarde se aplica a múltiples problemas, de los cuales Euler ni siquiera imaginaba.

El genio de Euler es la segunda figura de este encuentro entre mentes privilegiadas. Porque más tarde oí que la función Beta de Euler era el verdadero punto de partida de la teoría de las cuerdas. Por tanto, a quién le debemos el honor: Ramanujan o Euler.

A mi modo de ver a ninguno de los dos. Ni Ramanujan ni Euler construyeron sus funciones en post de una futura teoría de cuerdas. Ramanujan estudió las formas modulares por su interés en la teoría de números y en el problema más famoso en ese momento, y en el actual: la función zeta de Riemman. Euler estudió la función Beta, al igual que Legendre, para cálculos integrales, siendo Binet el que le puso nombre.

Resumiendo, la teoría de las cuerdas se ayuda de herramientas: función Beta, formas modulares… Y posiblemente estás sean las principales, pero no determinan la visión de sus creadores en el camino que confluye a la solución de la teoria. Sólo son un aporte, eso si genial.

Incluso, me atrevo a decir que, a veces, estos aportes limitan el avance de la ciencia. De vez de en cuando necesitamos un cambio radical, una visión totalmente nueva, ajena a todo lo existente, para ver un mundo nuevo. Como hizo Newton.

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