La parábola del teorema egoísta

Top Secret por Ninja M.. Navegando por mis fuentes tropecé con una referencia en Matematicalia sobre un artículo de Javier Moreno: La parábola del teorema del egoísta.

El autor plantea una vieja controversia: el conocimiento libre o restringido.

"Encontré por ahí un teorema clasificado…Esto es algo relativamente nuevo en matemáticas. Es un paso en una dirección que no me gusta. Una dirección que es una afrenta directa a la manera en la cual las matemáticas, como disciplina, como gran obra del intelecto humano, han crecido y prosperado. En contraposición con la imagen popular del matemático como un hombre recluido y autista, buena parte de las matemáticas actuales son el producto de intensa interacción social (condimentada, eso sí, con lapsos de mediana soledad). Los matemáticos trabajan mucho tiempo solos, sí, pero también se encuentran, colaboran, intercambian resultados y problemas y, sobre todo, comparten. Hay respeto y orgullo en la autoría, por supuesto, pero liberar el resultado, una vez alcanzado, o incluso en un punto medio, es parte del proceso natural que permite que el juego siga su curso. Los celosos teoremas secretos, con seguridad basados en trabajos previos y libres, rompen el ciclo de confianza: abusan del sistema y lo corrompen. Sus autores reciben pero no dan."

Por desgracia no resulta tan relativamente nuevo, a un que sí un mínimo relativo en la función que analiza el progreso matemático. En la explosión previa al renacimiento el secretismo  era predominante en los matemáticos italianos, y si no que se lo pregunten a Cardano que tuvo que engañar a Tartaglia para robarle la resolución de la ecuación de tercer grado.

El secretismo de los descubrimientos está relacionado directamente con el uso que podamos hacer de ellos; uso y beneficio que podamos obtener. Habitualmente las matemáticas no suponen una ciencia donde la demanda de resultados se rentabilice de manera tan inmediata como en física o química, y no digamos en biología. ¿Compartirían las farmaceúticas su relevantes hallazgos en pos de una rápida solución de una enfermedad?: no. Aguantarían el tiempo necesario para que ellos la encontrasen antes que otros. La justificación: sin beneficios cuantificables no hay inversión.

Hasta ahora, el mayor beneficio para la mayoría de los matemáticos es el prestigio, y cuando este es alcanzado, hasta nos planteamos ser altruistas, pero mientras tanto todos somos recelosos de nuestra pequeña parcela.