Einstein versus Bohr

Niels Bohr y Albert Einstein debatiendo la teoría cuántica en casa de Paul Ehrenfest en Leiden (diciembre de 1925). En los años veinte del siglo pasado saltó una dura polémica entre dos de los más grandes físicos del momento, y de todos los tiempos. En su megafama Einstein disfrutaba de los agasajos del resto de la comunidad científica, y se sentía como pez en el agua entre entre ellos. Sin embargo, al año siguiente de concederle el Nobel de Física, el premio fue a parar a las manos de Niels Bohr. Sus investigaciones sobre la estructura atómica y la radiación estaban encaminadas a descubrir un nuevo campo en la física que nublaría la fama de la relatividad de Einstein.

Bohr es una pieza muy importante en la construcción de la mecánica cuántica, pero Einstein tampoco quería quedarse atrás. De hecho él había recibido el Nobel de Física de 1921 por su contribución en la física teórica, en especial por su interpretación del efecto fotoeléctrico. Ese eufemismo de "contribución en la física teórica" escondía un reconocimiento por la Teoría General de la Relatividad que muchos físicos todavía se obstinaban a reconocer, aunque se había dado pruebas de su veracidad.

No obstante la nueva física cuántica planteaba un serio problema: las leyes de la relatividad de Einstein no parecen tener validez en el mundo subatómico. Esto inició la dura disputa entre los dos genios.

En Ciencia Kanija se ha publicado un artículo sobre esta disputa:

La nueva investigación, llevada a cabo en colaboración entre el Departamento de Análisis Matemático de la Universidad Complutense de Madrid y Michael M. Wolf, profesor de física cuántica teórica en el Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague, ofrece una re-evaluación de la disputa histórica sobre la (in-)completitud de la mecánica cuántica.

Los resultados refuerzan la posición de Bohr demostrando que cualquier hipotética teoría que fuese “más completa” que la mecánica cuántica, está necesariamente en oposición con el principio de Einstein de que las cosas sólo pueden funcionar localmente. Entonces, por ejemplo, un evento sobre la Tierra no podría afectar instanténeamente a lo que sucede en la Luna. Irónicamente, el deseo de Einstein de una descripción más completa de la realidad física falla debido a su propio principio.

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